Deportes para Todos los Gurises entrerrianos
OSCAR HEIS: “El deporte enseña a compartir”
El basquetbolista aseguró que la practica deportiva favorece la inclusión social
Sus inicios en el deporte. El club Echagüe como espacio formador. Las implicancias del profesionalismo. Paraná, una elección. La importancia de la familia en las decisiones. El deporte como fuente de valores positivos. La inclusión social. El trabajo diario con chicos y adolescentes. El grupo de trabajo. La predisposición para aprender algo nuevo todos los días. La experiencia compartida.
Una de las postales que más llama la atención cuando uno ingresa al sector de los natatorios del Club Vida Feliz, es el contraste entre la altura de Oscar Heis, reconocido basquetbolista de la provincia, de 1.91 metros de altura, con la de los niños de seis años en la pileta chiquita. Ese contraste es tan evidente que hasta se puede apreciar en el gesto de los chicos cuando miran hacia arriba para pedirle algo, como quien mira a un gigante. Oscar, de 35 años de edad y varias veces campeón nacional con la selección de Entre Ríos, recorre los barrios de la ciudad en el colectivo todas las mañanas para buscar a los chicos casa por casa y llevarlos a la colonia de vacaciones del Copnaf. Una imagen recurrente es verlo llegar a la puerta del predio, bajarse primero del colectivo, con una mochila en la espalda, un par de chicos colgado en cada brazo y moviendo los labios en señal de conteo, tratando que no se le escape el registro de ningún niño en medio del alboroto eufórico propio de un grupo de 40 infantes. Casado con Gisela desde hace 15 años, padre de dos hijos, Micaela de 12 y Santiago de 8, el jugador con mayor cantidad de temporadas en el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) asegura que trabajar con chicos y adolescentes en el marco de un programa de deportes es algo muy interesente y que es una experiencia muy enriquecedora, tanto para los chicos como para los profesores. Con una sonrisa cómplice, pero con un timbre de voz grave que llama la atención de los chicos al instante cuando se ponen algo revoltosos, Heis disfruta mucho de su ámbito de trabajo, y muestra una templanza especial; los chicos saben muy bien cuando es momento de recreo y cuando deben prestarle seria atención, algo que puesto en palabras parece muy sencillo pero que cualquiera que haya trabajado con chicos sabe que mantener su atención es los más difícil. De esta forma, el actual jugador del Club Atlético Olimpia, institución en la que también entrena a las divisiones inferiores, ha dejado en claro en esta entrevista que hay dos pilares fundamentales en su vida: la familia y el deporte; y ese es el mensaje que intenta transmitir a la hora de pararse frente a un grupo de chicos.
- ¿Cómo fue tu primer acercamiento al deporte? ¿Pasaste por otras actividades deportivas antes de optar por el básquet?
- Empecé a ir al club Echagüe desde muy chico con un grupo de amigos de la escuela. Recuerdo que al principio incursionamos en varias actividades, practicamos karate, jugábamos a la manito, y después arrancamos todos juntos a jugar al básquet. Fue en el año ’88 cuando decidí inclinarme por el básquet y comencé a practicar con la categoría Mini, a los 11 años; y desde ahí jugué ininterrumpidamente en el club hasta los 27 años.
- Gran parte de tu vida está ligada al club Echagüe. ¿En qué momento decidiste dedicarte al básquet de manera profesional?
- Las cosas se fueron dando poco a poco, pero debuté en la primera del Torneo Local siendo muy chico, a los 15 años, y más tarde, a los 16, en el Torneo Nacional de Ascenso. Esos fueron mis primeros pasos, hasta ahí seguía siendo un hobbie, pero cuando el AEC comenzó a competir en el TNA empecé a tener más participación. Pero el verdadero click lo tuve a los 20 años, cuando me fui a vivir con mi novia, quien ahora es mi esposa. Al poco tiempo tuvimos nuestra primera hija, y allí me enfoque decididamente al profesionalismo y me convencí de que el básquet podía ser nuestro modo de vida.
- Cuando decís que hiciste un “click”, ¿te referís a que tuviste un cambio de actitud?
- Claro, lo empecé a tomar como un trabajo, como una profesión. Sabía que si quería vivir del básquet y competir a ese nivel tenía que prepararme muy bien. Empecé a entrenar mucho más, a dedicarle tiempo al gimnasio, y además de las prácticas con el equipo, me entrenaba solo para intentar perfeccionar la técnica. Afortunadamente me fue muy bien, y pude hacer una carrera muy gratificante.
- La mayoría de los jugadores de básquet cambian de equipo y de ciudad al terminar cada temporada, vos desarrollaste la mayor parte de tu carrera en Paraná, ¿a qué se debe?
-El hecho de quedarme en Paraná ha sido siempre una decisión familiar. En su momento tuve la oportunidad de irme a otros equipos, pero con mi señora siempre priorizamos el bienestar personal antes que lo económico. Muchos me preguntaban por qué me quede tanto tiempo en Echagüe siendo que a veces había retrasos en el cobro; pero mi manera de pensar siempre fue que tanto mi mujer como yo estemos a gusto en un lugar, sobre todo a medida que mis dos hijos iban creciendo. No creo que sea justo que mi señora tenga que dejar el trabajo ni su vida social para seguirme a todos lados y al cabo de un mes estar de vuelta y sin nada. Y tampoco me interesa ganar más plata estando solo en otra ciudad mientras mi mujer cría sola a mis hijos; prefiero cuidar yo a mis hijos y ganar menos plata. Me parece que la imagen paterna y materna es muy importante en la crianza de cualquier chico, y mi mujer y yo siempre priorizamos eso a la hora de decidir, y no me arrepiento.
- Como una persona que ha estado la mayor parte de su vida ligada al deporte, ¿qué oportunidades brinda la actividad deportiva en la formación del carácter, y qué posibilidades crees que les brinda este programa a los chicos que participan en él?
- El deporte te hace relacionar con mucha gente, y una de las características principales es que te enseña a compartir y a ceder, porque no todos pensamos de la misma forma, y el grupo es más importante que las personas que lo componen. Yo creo que cuanto uno más comparte con otros, más aprende y amplía su visión sobre la vida. Es por eso que estoy convencido de que todo chico debe tener la chance de realizar alguna actividad deportiva, para desarrollar sus capacidades. En el caso de este programa, yo creo que el principal objetivo es la inclusión social. Hay chicos que no tienen la posibilidad de ir a un club, y el Copnaf genera ese espacio. Para un chico hacer deportes es crecer en todo sentido, en lo físico y en lo mental, es crecer en salud. El hecho de que los niños de las Residencias tengan la oportunidad de recrearse con pares de su misma edad y disfrutar de una colonia de vacaciones es algo muy bueno, y uno se da cuenta de cuanto lo aprecian.
-¿Qué expectativas tenías cuado comenzaste a trabajar con chicos? ¿Te adaptaste fácilmente?
-Al principio para mi era todo un desafío, y viendo las cosas en perspectiva, en aquel momento, hace un año y medio cuando comenzamos con el programa, dependía mucho de los otros profesores, y mi tarea se limitaba a ayudarlos con los materiales, a darles una mano con los chicos. Pero de a poquito uno va viendo y va aprendiendo. Al no ser profesor de Educación Física hay cosas de las cuales no tengo conocimiento, pero espero seguir aprendiendo y creciendo como persona. Además, las cosas se hacen más llevaderas gracias al grupo de trabajo. Hay muy buena relación entre todos y nos hemos complementado muy bien, las tareas están bien repartidas; cada uno sabe lo que tiene que hacer y hay buena predisposición. Estoy agradecido a Raúl Solanas por tenerme en cuenta para este proyecto, y al coordinador general Juan Carlos Godoy por confiar en mí, al igual que con los profes que siempre me enseñan algo. La sensación es que uno día a día aprende algo nuevo y trabajando con ellos uno va sumando experiencia y conocimiento respecto al trabajo con los chicos y el deporte.
- A propósito de aprender y enseñar, ¿qué es lo que tratas de transmitirles a los chicos en las horas que compartís con ellos todas las mañanas, y que sentís que te brindan ellos a vos?
-Más allá de lo que pueda transmitirles como deportista, intento generar un clima de contención y brindarles afecto. La nuestra es una actividad deportivo-educativa que pretende impartir valores positivos. Los chicos que asisten al programa acarrean historias familiares muy complejas, y por ahí poseen una carga de agresividad muy alta. Desde mi lugar trato de transmitirles tranquilidad, de mostrarles que nada se soluciona a los gritos ni a los golpes, de inculcarles el respeto por los mayores, la tolerancia y la buena convivencia con los demás. Respecto a la devolución por parte de los chicos, uno la recibe con un beso, con un abrazo; los chicos son todos distintos y cada uno demuestra afecto a su manera. Por ahí uno aprende de manera indirecta, es decir, a raíz de lo que veo y de lo que los chicos me cuentan, valoro las cosas que tengo de otra manera, me refiero a las oportunidades que he tenido en la vida y a la familia. Esta experiencia me está cambiando muchísimo, y me di cuenta que muchas veces uno se queja de lleno.
Cabe destacar que Oscar Heis es el capitán de la selección Mayor de Básquet de Entre Ríos desde el año 2004, y que si bien la mayor parte de su carrera la hizo en el Club Echagüe, también jugó en San Martín de Corrientes, en la Asociación Italiana de Charata (Chaco), y fue parte del plantel que le dio el ascenso al Centro Juventud Sionista a la Liga Nacional
Finalmente, Heis expresó su satisfacción por formar parte del staff del Programa Deportes para Todos los Gurises entrerrianos, y se mostró plenamente convencido y seguro de estar realizando un trabajo formativo muy bueno. Oscar, palabra autorizada y fiel reflejo de las virtudes de la práctica deportiva y recreativa en el desarrollo de la personalidad en la infancia y las consecuencias favorables en la adultez.
